«Si alguien me ama, guardará mis palabras, y mi Padre lo amará, entonces vendremos a él para poner nuestra morada en él.». ¿De qué otra cosa puede estar hablando Jesús sino de la inhabitación de la Santísima Trinidad en el alma? Esta inhabitación de la Santísima Trinidad en el alma es lo que se llama estado de Gracia. Estar en Gracia es permitirle a la Santísima Trinidad que habite en nosotros.
¡Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo ponen su morada en mí! Increíble, pero así es. Es por esta razón que los actos en estado de Gracia son de un valor infinito.
¿Y cómo se alcanza este estado de Gracia? Amando a Jesús; lo cual implica cumplir sus palabras. Amar a Jesús es hacer lo que él quiere que hagamos. Amar a Jesús es ser como María, es decir, cumplir la Voluntad de Dios. María amó a Jesús de una manera tan perfecta que hizo todo lo que le agradaba, incluso en su condición de Madre y de custodia de Cristo, hizo perfectamente la voluntad de Dios.
Gracias Señor por poner tu morada en mí. Te pido, por medio de María, que me permitas vivir mi consagración a Ella, porque en la medida que me parezca a tu Madre, tú te sentirás más a gusto en mi corazón.
Todo por la Inmaculada, nada sin Ella.
Gabriel López.
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