Cuando los discípulos creyeron en Jesús, cuando creyeron comprender su procedencia del Padre, es cuando se les habla con claridad de la dispersión, de la falta de fidelidad, de la prueba, de su debilidad; posteriormente se les da la solución a esta situación: encontrar la paz en Jesús, la esperanza en su triunfo glorioso.
Esta realidad la vivimos todos, muchas veces alardeamos de conocer a Dios, llegamos a un momento de fortaleza humana, de confianza en la razón, entonces llegan las pruebas y habrá que demostrar verdaderamente la fe que se ha cultivado, es donde se mostrará los frutos de la intimidad, de la relación que se tiene con Cristo, con la Eucaristía, donde la fe y la confianza serán las que nos sostienen.
María, que tu fe disipe las tinieblas de nuestro espíritu, especialmente en estos momentos de purificación de la Iglesia, donde necesitamos cada vez mas radicalidad y fidelidad al evangelio, a la sana doctrina. Amén
Jessica Restrepo
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