“Ya no os llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor: a vosotros os llamo amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer”
Nadie deja su empresa, sus hijos, su familia con alguien que no tenga confianza, aún los secretos, los deseos, los sueños se cuentan a los mejores amigos; nuestro Dios es cercano, es el Mejor de los amigos, nos llama amigos, no se guarda nada para sí, es decir, nos da hasta su vida misma, no nos oculta nada, confía en nosotros, aún cree en nosotros, por tanto nos escoge, nos elige, nos confía la misión de evangelizar, de dar fruto.
Ahora, como la amistad es mutua, cabe cuestionarnos ¿ trato como mi amigo a Jesús? ¿Le confío mis deseos, mis sueños, mi familia, mis secretos? ¿cómo es mi relación con Él?
Muchas veces queremos hacer de Dios nuestro siervo, un Dios que nos suministra cosas, a quien buscamos por interés, sin embargo, ni Señor que tiene el derecho de tratarnos así lo hace, pues nos trata como amigos, como hijos, nosotros debemos corresponder aquel amor que nunca falla, a quien es el Verdadero Amigo, que María Sma. nos ayude a confiar en Dios en todo comento, a comentarle nuestros deseos y secretos, a tener un trato intimo con Él, a no buscarle por interés, sino con el deseo de agradarle y amarle por toda la eternidad.
Jessica Restrepo S.
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