"Como el Padre me ha amado así os he amado Yo" dice el Señor, el Señor nos ama radicalmente y enteramente, no es un amor a medias, es un amor de entrega y sacrificio; un sacrificio que mereció su pasión, crucifixión y muerte. Pero por otro lado también nos dice que permanezcamos en su amor, y ¿De qué manera? Guardando sus mandamientos, guardando sus palabras que son palabras de vida eterna, mención que hacia Pedro cuando le decía que a quien más podrían ir, pues sólo Él es nuestro refugio y salvación.
El Señor nos habla por medio de su palabra, pues nos pide algo en especial que le aceptemos sus mandamientos en nuestra vida, pues esto mismo a nosotros nos dignificará. De esta forma recibiremos lo que nos prometió su paz en nuestros corazones; una paz no efímera ni superficial, sino una que desborda el corazón y lo transforma de tal manera que se convierte en dador de Amor.
Señor danos la gracia de escuchar tu palabra, guardarla y seguirte negándonos a nosotros mismos para que reine tu paz en nosotros. Virgen Santa guarda nuestra vocación.
¡A ti madre querida, enséñanos a amar!
"Ad maiorem Dei gloriam per Mariam"
Alfer Aristizábal
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