Las palabras de Jesús son consoladoras pero desconcertantes. Consoladoras porque habla como un padre a sus hijos, porque sus palabras están llenas de esperanza, porque siempre invita a la fe y a la gran recompensa. Desconcertantes porque son difíciles de entender, porque son complicadas sus expresiones y la explicación a veces es demasiado corta para lo extenso del contenido.
¿Nos dejas Jesús? Sí, nos dejas para volver, nos dejas para que te amemos más, pero luego vas a volver y el gozo será mayor. Nos dejas para que aprendamos a quererte, para que podamos valorarte, para prepararnos un lugar en tu reino y para que vayamos a ti.
Lo mismo sucedió con los pastorcitos de Fátima. Los niños estaban muy contentos de estar con María, pero Ella se iba para volver al mes siguiente. El amor de aquellos niños era cada vez mayor y cada visión era más gozosa que la anterior. Finalmente los corazones de estos pequeños se transformaron completamente. Gracias Señor porque nos has regalado a tu Madre Santísima en este día. Gracias porque ella nos ama y nos lleva a ti. Gracias porque el latido de su corazón mueve nuestros corazón a amarte cada vez más. Te pido la gracia de vivir bien la consagración a Nuestra Señora, te pido que nuestro corazón lata como el de aquellos niños cada que pensaban en María.
Todo por la Inmaculada, nada sin Ella.
Gabriel López
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