"Cuando venga el Defensor… El Espíritu de Verdad… Él dará testimonio de mí, y también vosotros daréis testimonio de mí" Esto dice el Señor y se lo dice a los discípulos para que cuando ocurra ellos recuerden que Él se los había dicho, de esta manera crean y entiendan que tenían a su lado al mismo Dios. El Señor nos promete el "Paracleto", el defensor, El Espíritu Santo que viene al alma para enardecerla y recordarle todas las enseñanzas del maestro, es el Espíritu de Verdad que viene a iluminar a la humanidad y sacarla del letargo en el cual se encuentra enceguecida por el pecado.
El Espíritu Santo en la Divina Trinidad debe ocupar un espacio central en la vida de nosotros, debemos pedir su auxilio y su luz para lograr encontrar el camino que nos conduce a la salvación. Y ¿cómo pedirlo? La respuesta es recurrir a María, vivir en unión a María pues, es hermoso ver que nuestra Madre la Santísima Virgen María, "La llena de gracia", donde el Espíritu Santo se posa y se siente bien ya que con su docilidad se dejó llenar del Espíritu de Verdad, nos puede preparar para que venga este Defensor también a nosotros.
¡A ti madre querida, enséñanos a amar!
"Ad maiorem Dei gloriam per Mariam"
Alfer Aristizábal
No hay comentarios:
Publicar un comentario