06 mayo, 2010

Jueves 6 de mayo de 2010. Jn 15, 9-17 GL

Jesús nos ama como el Padre lo ama a él. Del amor perfecto entre el Padre y el Hijo procede el Espíritu Santo y así está unida la Santísima Trinidad. Lo mismo quiere hacer Jesús con nosotros: amarnos tanto como el Padre lo ama a él, y espera encontrar la misma respuesta de nuestra parte. Si amamos perfectamente a Dios, el amor entre los dos aumentará el Espíritu Santo.

Si amamos a Dios con toda el alma el resultado de ese amor entre él y nosotros será el Espíritu Santo, no porque seamos parte de la Santísima Trinidad, sino porque Dios nos quiere hacer partícipes de su amor. ¿Pero cómo hacer esto? bien lo dice el Evangelio: «permanezcan en mi amor. Si cumplen mis mandamientos, permanecerán en mi amor».

Cumplir los mandamientos es perseverar, y el mandamiento es este: «que se amen unos a otros como yo los he amado». Entonces, lo que Dios quiere es que nos amemos como él nos ha amado, incluso hasta dar la vida, porque no hay amor más grande que el que da la vida por los amigos.

¿Y ahora qué? Pues miremos a la Inmaculada. Ella nos enseñará el camino para amar verdaderamente. Al mirarla a Ella veremos cómo se ama con toda el alma. María nos mostrará la forma de amar con un amor como el de Dios.

Todo por la Inmaculada, nada sin Ella.

Gabriel López

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