26 noviembre, 2010

El Signo de los Tiempos



“El cielo y tierra pasarán pero mis palabras no pasarán” con esta frase termina Jesús enseñando a los que lo acompañan como reconocer los signos de los tiempos, ¿Qué es “el signo del tiempo”? Es el diagnostico de la época en la cual nos encontramos, es la radiografía de nuestro tiempo, es la necesidad espiritual y particular del tiempo en el cual vivimos, es la clara observación a la realidad en la cual nos movemos. ¿y porque es importante esto? Porque nos da las señales particulares de nuestro tiempo para poder descifrar incluso la cura, pues si conocemos la enfermedad podemos tratar de buscar la cura.

El tiempo actual está sumido en la secularización y el “relajo espiritual” ahora no es tan importante ser coherente con la fe pues supuestamente no se puede ser “fanático.” El mundo está sumido en unos vicios claros y concretos como el placer desordenado, las ataduras de la soberbia en los corazones sumado a las cadenas del tener y poder puestos en un fin especifico. Los matrimonios están siendo destruidos, es decir el primer núcleo social está siendo atacado, la vida religiosa ridiculizada, y el fiel coherente atacado.

La cura es una vida de entrega y donación pues este es el amor verdadero, el amor verdadero tiene por característica la donación y entrega de vida y a esto estamos llamados todos para restaurar la vida Cristiana, el Señor está dispuesto a otorgar las gracias necesarias para que nazcan nuevos “Testigos de Cristo.” Se necesitan Matrimonios santos y con ardor misionero y apostólico, se necesitan sacerdotes Santos y con fuego en sus corazones, se necesitan religiosos y religiosas santos que se entreguen en su oración profunda por las almas, y laicos que consagren su vida al servicio de Dios en el mundo sin pertenecer a este.

Oh Santísima Virgen María enséñanos a entender el signo de los tiempos, madre forma en cada uno de nosotros según la vocación a la cual hemos sido llamados, una fuerte raíz de santidad, un deseo por llegar a Cristo que se traduzca en hechos.

¡A ti madre querida, enséñanos a amar!
¡Ad Maiorem Dei Gloriam per María!

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