16 noviembre, 2010

Martes 16 de noviembre de 2010.

Evangelio según San Lucas 19,1-10.
Jesús entró en Jericó y atravesaba la ciudad.
Allí vivía un hombre muy rico llamado Zaqueo, que era jefe de los publicanos.
El quería ver quién era Jesús, pero no podía a causa de la multitud, porque era de baja estatura.
Entonces se adelantó y subió a un sicomoro para poder verlo, porque iba a pasar por allí.
Al llegar a ese lugar, Jesús miró hacia arriba y le dijo: "Zaqueo, baja pronto, porque hoy tengo que alojarme en tu casa".
Zaqueo bajó rápidamente y lo recibió con alegría.
Al ver esto, todos murmuraban, diciendo: "Se ha ido a alojar en casa de un pecador".
Pero Zaqueo dijo resueltamente al Señor: "Señor, voy a dar la mitad de mis bienes a los pobres, y si he perjudicado a alguien, le daré cuatro veces más".
Y Jesús le dijo: "Hoy ha llegado la salvación a esta casa, ya que también este hombre es un hijo de Abraham, porque el Hijo del hombre vino a buscar y a salvar lo que estaba perdido".

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Zaqueo quería ver a Jesús. Por su baja estatura no tenía la posibilidad de verlo ya que los demás se lo impedían. Zaqueo estaba impedido por el mundo para encontrarse con el Señor.

El mundo nos pone barreras para no convertirnos, muchas veces los mismos que siguen al Señor nos impiden acercarnos a él. Son tantos los que están cerca de Jesús y lo ven constantemente y no tienen un encuentro personal con él. Muchas veces aquellos que están viendo al Señor, tocándolo, escuchándolo siguen viviendo igual, en cambio, Zaqueo, con una sola mirada fue cautivado.

Ahora bien, el mundo le impidió a aquel pequeño hombre encontrarse con Jesús, pero Zaqueo se valió de la misma creación para encontrarse con él. Se subió a un árbol (algo creado) y allí, contemplando desde las alturas vio al Señor… ¿Qué tal si nos subimos a la contemplación de la naturaleza para encontrarnos con Jesús? Quizás allá, en medio del silencio sintamos la voz del Señor que nos dice: ¡Baja de allí, hoy voy a alojarme en tu casa!

Todo por la Inmaculada, nada sin Ella.

1 comentario:

Jessica Restrepo dijo...

¡qué tal si también nos introducimos en la obra perfecta de la creación: María, para por alcanzarle!
Gracias mamá por nuestra consagración a ti.

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