17 marzo, 2011

PERDIR, LLAMAR, BUSCAR...

hoy el evangelio de San Mateo, nos dice que pidamos, que busquemos, que llamemos. Que manera de enseñarnos otra vez la iglesia, por el evangelio que nosotros somos peregrinos, que nosotros estamos llamados a recibir lo que ya él nos ha dado con agradecimiento, pero siempre seguir pidiendo mas, porque solamente acabaremos nuestros deseos cuando lo encontremos a él en la gloria.

Entonces, pidamos, busquemos, llamemos, cuando tengamos sed, cuando queramos crecer, cuando queramos estar más cerca del señor, que debe ser lo que queremos siempre. El hombre entonces es un a sed, nada menos que de Dios, es un buscador, no simplemente de oro sino de Dios, y en Dios de la fraternidad humana y en Dios el valor de todas las cosas.  Llamemos, llamemos a Dios para que nos abra las puertas de su corazón, llamemos también al corazón de nuestros hermanos, necesitamos su servicio, pero antes, quiera Dios que así hagamos siempre, queremos ofrecerles nuestra caridad, nuestra fraternidad. Lo que hace la mama con los hijos, lo que hace el papa con sus hijos, lo que hace el amigo con el amigo.

Yo quiero pedirle al señor pasar la eternidad en su corazón, yo quiero buscarlo a él porque todo lo otro que pueda buscar, por muy bueno que sea, y Dios hace muy hermosas las cosas, nada se puede comparar a la inmensa belleza, a la inmensa santidad de Dios nuestro señor. Por eso nunca acaba nuestra búsqueda. Lo quiero llamar, lo quiero llamar a él, en realidad es el quien primero nos llama pero yo quiero responderle con un llamado también, ven señor Jesús, ven señor Jesús. El me ha prometido, la venida definitiva, pero me esta prometiendo siempre el acercamiento suyo a mi vida en cada instante, en cada momento.

Que profundidad que debe tener nuestra vida y que paz, porque es el señor el que nos ha prometido esta cercanía. y cuando nosotros le pedimos algo en realidad tenemos que ser concientes de que es él , el que está suscitando esa llamada, ese pedido. No dejemos de llamarlo al señor en nuestra oración, no dejemos de llamarlo en nuestras necesidades.

Llamémoslo para nosotros, llamémoslo para el mundo. Hoy y siempre,  como siempre esta junto a nosotros para escuchar nuestro llamado.
Mi tierna Rosa Fiel, que no sea yo la que busque sino tu encontrando, no sea yo pidiendo sino tu alcanzandome las gracias de Dios, que no sea yo llamando sino tu respondiendo... PAZ Y BIEN

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