12 mayo, 2011

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Evangelio según San Juan 6,44-51. 
Nadie puede venir a mí, si no lo atrae el Padre que me envió; y yo lo resucitaré en el último día.
Está escrito en el libro de los Profetas: Todos serán instruidos por Dios. Todo el que oyó al Padre y recibe su enseñanza, viene a mí.
Nadie ha visto nunca al Padre, sino el que viene de Dios: sólo él ha visto al Padre.
Les aseguro que el que cree, tiene Vida eterna.
Yo soy el pan de Vida.
Sus padres, en el desierto, comieron el maná y murieron.
Pero este es el pan que desciende del cielo, para que aquel que lo coma no muera.
Yo soy el pan vivo bajado del cielo. El que coma de este pan vivirá eternamente, y el pan que yo daré es mi carne para la Vida del mundo". 

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Nadie puede resucitar por sí mismo, sino es aquel que da la vida. El día que el hombre sea capaz de crear vida entonces podrá resucitar, pero eso no es posible. Ahora bien, la vida la da Dios, y Dios es uno y trino. Entonces si el Padre no atrae a alguien hacia el Hijo, entonces no podrá tener vida Eterna. Para llegar al Hijo y dejarnos atraer de él, es necesario escuchar al Padre.


A ver, pensemos un poco... "Padre", qué palabra tan llena de contenido, de misterio. Padre... cualquiera no es Padre, sino aquel que engendra. Un Padre ama y se da a sus hijos, de la misma manera que éstos son parte de él. Dios es mi Padre y yo soy parte de él porque provengo de él, osea que llevo en mí esa etiqueta divina. Dios es mi Padre y me ama y quiere que yo acoja su amor. Que bello es mi Padre del Cielo, el Buen Dios que me ha dado la vida. ¿Por qué no veo a Dios como un Padre, sino que lo veo como un juez indiferente?


Y este Padre me quiere vivo eternamente en su gloria, no porque necesite de mí sino porque quiere que yo esté en Él que es la vida. Y para tan altos designios deseó venir a nosotros por medio del Verbo Encarnado y no pareciéndole suficiente se sacramentalizó perpetuamente en la Eucaristía para estar con-nosotros. Dios bendito, callado y amante, se quiso hacer el más pequeño de todos para hacernos a los más pequeños grandes. Jesús se ha quedado en la Eucaristía para darnos vida eterna. ¿Por qué nos amas tanto Señor? ¿Por qué has escogido el camino más difícil para lograr tan altos designios? La única respuesta que encuentro es que el amor sólo existe al lado de la cruz. Lo demás no es amor.


Tanto me amas, Padre, que me quisiste dar una Madre. Tanto me amas que vigilas y velas por mí siempre y en cada instante estás derramando tu amor de una manera insospechada y sorprendente. Tanto me amas que tienes para cada uno de nosotros los mejores planes y la promesa de la salvación eterna. Tanto nos amas y me amas que estás siempre conmigo. ¿Seré digno de tan grande amor? Claro que no. _y me muero de la vergüenza de pensarlo, pero me encanta. Me gusta saber que estás aquí y que me amas... Gracias mi buen Dios.


Corazón Inmaculado cuida de mí y no te canses de buscarme.


Todo por la Inmaculada, nada sin Ella.

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