21 mayo, 2011

Mis nuevos amores

Evangelio según San Juan 14,7-14. 
Si ustedes me conocen, conocerán también a mi Padre. Ya desde ahora lo conocen y lo han visto".
Felipe le dijo: "Señor, muéstranos al Padre y eso nos basta".
Jesús le respondió: "Felipe, hace tanto tiempo que estoy con ustedes, ¿y todavía no me conocen? El que me ha visto, ha visto al Padre. ¿Como dices: 'Muéstranos al Padre'?
¿No crees que yo estoy en el Padre y que el Padre está en mí? Las palabras que digo no son mías: el Padre que habita en mí es el que hace las obras.
Créanme: yo estoy en el Padre y el Padre está en mí. Créanlo, al menos, por las obras.
Les aseguro que el que cree en mí hará también las obras que yo hago, y aún mayores, porque yo me voy al Padre.
Y yo haré todo lo que ustedes pidan en mi Nombre, para que el Padre sea glorificado en el Hijo.
Si ustedes me piden algo en mi Nombre, yo lo haré. 

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Al igual que ayer, hoy me toca agradecerle a Felipe.


Gracias Felipe, porque con tu pregunta ya no me queda duda alguna sobre la divinidad de Cristo. Tú has preguntado por la unidad de Nuestro Señor con el Padre y yo he comprendido que la Santísima Trinidad quiere habitar en mi alma. Tú le has dicho a Jesús que te muestre al Padre y si no lo hubieras hecho tú lo habría preguntado yo y el regaño habría sido para mí...


Lo que más me impresiona es el versículo final:


"Y yo haré todo lo que ustedes pidan en mi Nombre, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si ustedes me piden algo en mi Nombre, yo lo haré".


No haré aquí ningún comentario sobre esta frase. La verdad es que no me interesa hacerlo, sino simplemente grabar estas palabras en mi corazón. ¿Para qué entender esta promesa? lo que importa es vivirla no entenderla, lo que importa es reclamarla. Entonces, manos a la obra, vamos a reclamar esta promesa:


Tú, Jesús, hermano mío, Hijo mío, Nieto mío(por que ya María es mi Madre, mi Esposa y mi Hija)... Por los méritos infinitos de tu infancia y por estos Santos Evangelios que toco con mis manos y beso con mis labios, reclamo tu promesa: "yo haré todo lo que ustedes pidan en mi Nombre...".


En tu Nombre, Jesús, te pido sólo dos cosas: a. que me enamores profunda y ardientemente de la Inmaculada. b. Haz que mi corazón sea un Sagrario y que en el Sagrario esté mi corazón. 


Y si no lo haces, entonces acudiré a tu Madre Bendita y le pondré la queja: "tu Hijo me prometió que haría lo que le pidiera en su Nombre y no me quiso escuchar, entonces acudo a ti, que eres su Madre, no para que se lo pidas, sino para que se lo ordenes en su mismo Nombre, porque a ti si te escucha".


No pido nada más, sólo eso me basta, porque teniendo a la Inmaculada tendré en mis manos el Corazón de Jesús y podré entrar en Él como nadie más lo ha hecho. Y si vivo en el Sagrario y en el Sagrario está mi vida, podré aumentar mi amor por la Inmaculada todos los días y habitar en el Divino Costado.


Todo por mis nuevos amores: la Inmaculada y el Sagrario, porque Cristo tiene que obedecer en su Nombre a mis humildes súplicas. Nada sin Ellos.



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