31 marzo, 2010

Miércoles 31 de marzo de 2010. Mt 26, 14-25

Voy a ser de abogado de Judas en esta Lectio.

¿Qué fue lo que movió a Judas a vender a Jesús? Por parte del Señor no encontró más que afecto y amor. Jesús jamás hizo algo que motivara a Judas a traicionarlo. Sin embargo, Judas, el pobre Judas, vendió al Señor.

¿Qué ganaba Judas con hacer aquello? Lo único que ganaba era treinta monedas de plata ¿Algo más? No, no ganaba nada más; al contrario era mucho lo que perdía.

¿Entonces por qué lo hizo, porque era malo? No, no lo creo. Judas tenía un gran problema… era un vicioso ¿Vicioso de qué? Ya lo vimos en el evangelio del Martes Santo:

"¿Por qué no se vendió este perfume en trescientos denarios para repartirlo entre los pobres?"

Si dijo esto, no fue porque le importaran los pobres, sino porque era ladrón y, como tenía a su cargo la bolsa del dinero común, robaba de lo que echaban en ella. (Jn 12, 1 ss)

El vicio de Judas era el dinero. Judas estaba confundido, tenía una gran debilidad, EL DINERO. ¿Qué hacía con él, en qué lo gastaba? No sabemos, quizás ni siquiera lo gastaba, simplemente lo acumulaba.

Entonces, ¿Cuál fue el pecado de Judas? El no haber detenido rápidamente su debilidad y haberla atacado antes de que ella acabara con él.

Un pequeño vicio llevó al apóstol Judas a traicionar a Dios. Un pequeño vicio llevará a cualquiera de nosotros a perder nuestra alma en la condenación eterna, porque los vicios son como bolas de nieve, entre más avanzan más grandes se hacen y luego son imparables.

Para reflexionar:

El más grande violador de todos los tiempos comenzó simplemente alimentando malos pensamientos.

Todo por la Inmaculada, nada sin Ella.

Gabriel López

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