22 marzo, 2010

Lectio Divina. Lunes 22 de marzo de 2010. Jn 8, 1


En este texto del evangelio de San Juan hay muchos elementos que merecen ser considerados detalladamente, pero hay dos cosas que llaman la atención:

  1. Jesús se va al monte de los Olivos y al amanecer está en el Templo.
  2. Jesús escribe en el suelo
Vamos a ver qué podemos entresacar de estas actitudes del Maestro.

Jesús se fue al monte de los Olivos

Jesús estuvo en el Monte —seguramente orando— durante toda la noche. Pues esto es lo que el evangelio da a entender. Al día siguiente, al amanecer, estaba ya nuevamente en el Templo. ¿A qué se debe la preparación tan especial que Cristo tuvo por medio de la oración? Claramente se puede ver cómo Jesús oraba fuertemente siempre que algo grande iba a suceder, por ejemplo, antes de elegir a sus discípulos se fue a orar; antes de caminar sobre las aguas se quedó solo y oró durante la noche; antes de la Pasión estuvo orando en el Huerto, etc. Entonces, ¿Qué era ese "algo" por lo cual Jesús dedicó toda la noche a la oración?

Jesús escribe en el suelo

Recordemos cómo en el libro del Éxodo se narra cómo el "dedo de Dios" escribió sobre las tablas de la ley. Ahora bien, Jesús es Dios y escribe con el "dedo sobre el suelo". De nuevo la ley es escrita por Dios, primero en piedra, después en los corazones. En este caso, Jesús recuerda la ley a los que están presentes; los más ancianos —supongo que los más sensatos— reconocen la fuerza del argumento de Cristo y se "escabullen", para dejar, al final, a la mujer sola.

¿Qué sacamos de estos dos elementos?

ORACIÓN PROFUNDA PARA LLEGAR A LA CARIDAD ARDIENTE.

Todo por la Inmaculada, nada sin Ella.

Gabriel López

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