18 marzo, 2010

Lectio Divina. Jueves 18 de marzo de 2010. Jn 5, 31-47

¿Cómo es posible llamarse cristiano si no amamos a la Madre de Cristo? ¿Cómo es posible llamarse cristiano y no seguimos al sucesor de Cristo? ¿Cómo es posible llamarse cristiano y no COMER Y BEBER LA SANGRE DE CRISTO?

El modelo perfecto del cristiano es Jesús, pero vemos cómo otras personas se han acercado a ese modelo: María, los santos Apóstoles, los Santos. ¿Por qué no beber de aquellas fuentes para encontrarnos con Cristo?

Amar a Dios no es "escudriñar las escrituras", eso lo puede hacer un académico.

Amar a Dios no es "leer lo que escribió Moisés", eso lo puede hacer un exégeta.

Amar a Dios no es "estudiar a Jesús", eso lo puede hacer un historiador.

Amar a Dios no es "imitar a Jesús", eso lo puede hacer un actor.

Amar a Dios es… ¿qué es amar a Dios?

Amar a Dios es SER otros Cristos (Alter Christus). Es ser Eucaristía –inmolándonos todos los días por Dios y por los demás-. Ser Eucaristía es ser ofrenda agradable al Padre, unir nuestras pequeñas cruces de cada día e inmolarnos con Jesús en el altar de la Santa Misa, porque en ella se da perfecta gloria a Dios Padre, por el Hijo, en el Espíritu Santo.

Ser Eucaristía es tener una unión común con Dios: "comer y beber el Cuerpo y la Sangre de nuestro Señor ". Ser Eucaristía es morir a nosotros para vivir sin vida, perdernos en Jesús y no encontrarnos. Finalmente, ser Eucaristía es ser como María, que fue el molde perfecto en el cuál Dios se encarnó para ser perfecto hombre.

Todo por la Inmaculada, nada sin Ella.


 

1 comentario:

Esteban Sánchez dijo...

Interesante la interpretación secuencial que se hace hasta llegar a María Santísima. Aunque sería bueno pensar que San José nos lleva a María, María a Jesús y Jesús al Padre que vendría siendo algo así como Él mismo, por aquello del misterio de la Trinidad.

Interesante.

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