31 marzo, 2010

Miércoles Santo, 31 de marzo de 2010. San Mateo 26, 14-25

No es correcto estar con Jesús sólo cuando somos observados, sino en todos momentos y circunstancias de nuestro estado de vida; podemos cuestionarnos, cuando no estamos en la parroquia y en actividades religiosas, o en reuniones espirituales ¿Cómo me comporto? ¿negoceo a Jesús? ¿me alejo de Él? ¿cambio de sitio y cambio a Dios? ¿mis actos, pensamientos y acciones son las de Cristo?, juzgamos a Judas cuando vende a Jesús a los sumos sacerdotes, pero si analizamos, también nosotros hemos hablado con la tentación, hemos puesto en riesgo la vida del niño Dios en nuestra alma, y llegamos a cambiarlo por un rato de ocio, por placeres, por vanagloria, por quedar bien con otros, por apariencias, incluso por nuestros deseos.

Es tan frágil nuestra humanidad que no se puede ocultar el estado del alma, todo sale a la luz tarde o temprano, pues Jesús no ve las apariencias sino el corazón del hombre, ¿Cómo nos vería Jesús en este momento?, ¿acaso hay algo que queremos ocultar?, recordemos que en el juicio todo será revelado, entonces empecemos a actuar desde ya con un santo temor de Dios, con el propósito de tener nuestros ojos fijos en el Querer Divino y recordando que en todo momento el Señor nos observa, no para señalarnos y condenarnos, sino para darnos cuenta que sin Él no somos nada y que su misericordia es infinita.

Mamita María enséñanos a hacer todas las actividades, desde las más pequeñas, con amor y recta intención, haciendo extraordinariamente las cosas ordinarias.

Jessica Restrepo

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