27 septiembre, 2011

Lc 9, 51-56

Martes, 27 de septiembre de 2011. Lc 9, 51-56

A Jesús no le recibieron porque se dirigía hacia Jerusalén, Él no negó el lugar hacia el que se dirigía por el hecho de agradar a aquellos aldeanos, simplemente en silencio se marcha.

Ante el desprecio y rechazo ¿Cuál es nuestra actitud? Porque seguramente lo hemos vivido y lo seguiremos viviendo, más aun, se incrementará al tener a Cristo y caminar hacia Él. El hecho de iniciar un proceso de conversión no debemos caer en la tentación del poder y el desquite, pues Jesús nos enseña a amar a quien no nos ama, y esto es evidente en este texto.

Mamá, que en las contrariedades de la vida, en las dificultades hacia la meta, no nos distraigan ni desvíen, sino que nos lleve a invocarte y a suplicarte luces para vivir conforme al Divino Querer.

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