27 septiembre, 2011

¿Qué quiere Dios de mí?

Evangelio según San Lucas 9,51-56. 
Cuando estaba por cumplirse el tiempo de su elevación al cielo, Jesús se encaminó decididamente hacia Jerusalén y envió mensajeros delante de él. Ellos partieron y entraron en un pueblo de Samaría para prepararle alojamiento. Pero no lo recibieron porque se dirigía a Jerusalén.
Cuando sus discípulos Santiago y Juan vieron esto, le dijeron: "Señor, ¿quieres que mandemos caer fuego del cielo para consumirlos?".
Pero él se dio vuelta y los reprendió.
Y se fueron a otro pueblo. 

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¿Qué quiere Dios de mí? que arda ¿por quién? por las almas ¿cómo? con el ardor de la caridad... pero en ocasiones, o casi siempre, ardemos mas por soberbia que por caridad.
¿Qué nos mueve a amar a Dios? ¿Qué nos impulsa para evangelizar? La Inmaculada ardió en su corazón por un auténtico fuego divino que la consumió en la caridad y en el amor hacia Dios y hacia el prójimo. Ese ardor fue tan fuerte que la movió a darse, a consumirse completamente por el buen Dios. Su ardor fue tan grande que se entregó a la voluntad de Dios como Esclava. Su ardor fue como una llama azul y no como una llama roja ¿cuál es la diferencia? que la llama azul es purísima, calienta más, hace menos ruido y es más bella. En cambio la llama roja es más ruidosa, crea humo, hace escándalo, y, quien lo creyera, calienta menos.
Debo arder, como la llama azul, purísima y bienintencionada... debo arder como María.
Todo por la Inmaculada, nada sin Ella. 

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