03 agosto, 2011

Voluntad de Amar

Miércoles, 03 de agosto de 2011. Mt 15, 21-28

«Ella los alcanzó y se postró ante él, y le pidió: «Señor, socórreme.»

No sólo con los gritos, sino también con sus piernas, con sus fuerzas, esta mujer cananea se acerca a Jesús; el mismo Señor nos pide “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente’ (Mt 22, 37; cf Lc 10, 27: '...y con todas tus fuerzas').”

El deseo y el amor por su hija, la movió a gritar, no le importó el respeto humano, ella tenía algo que pedir muy importante, su hija estaba atormentada por un demonio, pero pese al silencio del Señor, ella también buscó alcanzarle y logró no solo hablarle personalmente, de frente, sino poder profesarle su fe y obtener la curación,

Un verdadero deseo de amar, nos debe mover a esforzarnos, a desgastarnos, a perseverar, aún en el aparente silencio de Dios, aun en la tribulación, en la aridez y en la prueba. Si realmente estamos convencidos de nuestra necesidad de la acción de Dios, deberíamos ser perseverantes, insistentes e intensos en buscarle, en orar, en acudir a sus pies.

La que padecía el tomento del demonio, era la hija de la cananea, sin embargo, ella le dice a Jesús: «Señor, socórreme.», no porque estuviera cansada, sino porque amaba a su hija, porque no resistía ver su dolor. ¿Nos parece normal que la gente viva en pecado? O nos duele? Pedimos misericordia? Somos constantes en suplicar la conversión de los pecadores del mundo entero?

María Sma, mamá, aun cuando tú ya gozas de la visión beatifica, cuando tú nunca tuviste amistad con el enemigo, hoy pides misericordia por nosotros los pecadores, hoy continuas pisando la cabeza a satanás, lo haces porque nos amas, porque no nos desamparas, por eso nos unimos a tu corazón inmaculado para amar a las almas con tu mismo amor, con el Amor de Cristo, a seguir pidiendo esperanzadamente la salvación. Gracias María, por tu constante y omnipotente súplica a Dios.

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