Dice San Agustín In Ioannem tract., 27. También puede entenderse esta frase: "La carne nada aprovecha", en el sentido que aquéllos la comprendieron, porque creyeron que se trataba de la carne que se corta en un cadáver, o de la que se vende en la plaza, y no en cuanto es vivificada por el espíritu. Unase el espíritu con la carne y ésta aprovechará mucho. Mas si la carne nada hubiese aprovechado, el Verbo no se hubiese hecho carne para habitar entre nosotros, pero el espíritu ha hecho bastante por medio de la carne en beneficio nuestro y por nuestra salvación.
Jesús tiene palabras de vida eterna. ¿Quién más tiene palabras de vida eterna? ¿la televisión? ¿la radio? ¿el internet? Alguien podría decir que sí, que esos medios de comunicación tienen palabras de vida eterna porque hablan de Jesús. Entonces yo me pregunto ¿qué es mejor: escuchar hablar de Jesús o hablar con Jesús? ¿por qué no vamos a la fuente?
El lenguaje de la cruz es duro, pero más duro todavía es el lenguaje de la Eucaristía. Cuando Jesús habló de la cruz sus discípulos se asustaban y trataban de persuadirlo de que la evitara, pero ninguno se atrevió a dejarlo; en cambio, cuando Cristo habló de la Eucaristía muchos lo dejaron. ES más duro el lenguaje de la Eucaristía que el de la cruz.
«¿Quieren marcharse también ustedes?» Señor, ¿a quién iremos? ¿quién le dará sentido a nuestra vida? ¿quién será tan paciente con nosotros? ¿quién estará dispuesto a entregar su vida por nuestra salvación? ¿quién tendrá el poder para hacerse Eucaristía y alimentarnos?
¿Qué pasó por el corazón de Jesús en aquel momento en el que los discípulos lo empezaron a dejar? Pobre Jesús. La Eucaristía es la una grandísima prueba del amor de Jesús y por causa de ese mismo amor muchos lo abandonaron. ¿Cómo se habrá sentido Jesús? Su corazón se partió en dos, todo su cuerpo se estremeció ante tal desprecio. Si no hubiera sido por los corazones puros que lo iban a seguir hasta la muerte, Cristo hubiera fallecido en aquel momento. Si no hubiera sido por el corazón de María que estaba allí, latiendo junto al suyo, su corazón se hubiera detenido. Se habría reventado por tanto amor… amor despreciado.
Todo por la Inmaculada, nada sin Ella.
Gabriel López
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