“El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él“
Jesús dice públicamente este discurso Eucarístico, no teme las controversias y oposiciones de algunos judíos, en realidad, Él sabía que es muy difícil comprender la vida para quien no tiene vida, para quien esta en pecado mortal, sólo la gracia recibida por el sacramento de la penitencia, y alimentada por la comunión es que se nos abren los ojos.
Santísima Madre, tu que eres la dispensadora de todas las gracias intercede para que muchos corazones reciban abundante gracia actual que los lleve a buscar la gracia santificante, y a los que participamos de este privilegio de la misericordia Divina, ayúdanos a sostenernos y a perseverar en la comunión con tu Hijo Jesús, con su presencia sacramental y con su cuerpo místico –la Iglesia--, considerando que el hecho de que Jesús habite en nosotros es motivo para vivir en virtud y caridad, pues Él mueve todas las obras buenas y heroicas que hagamos.
Totus tuus ego sum et omnia mea Tua sunt
Jessica Restrepo
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