15 de Abril, Jueves, San Juan 3,31-36
Quien predica a Cristo predica con el poder de Cristo, quien a Él va, a Él llega con muchos a su lado.
Jesús fue enviado por el Padre poseyendo la plenitud del Espíritu, ahora Cristo nos envía dandonos la misma plenitud del Espíritu que Él pudo tener y ha tenido siempre; entonces Dios pone y tu dispones, es decir, Dios pone la plenitud del Espíritu allí donde tu le has de encontrar y poseer solo si tu lo dispones.
Así entonces debemos nacer y vivir del cielo, de lo pleno, de lo inconmensurable, de lo eterno, de lo perfecto, de Dios mismo, de su Amor, para luego hablar no tanto de los hombres o de sus errores o cómo deben hacer las cosas de tal o cual manera, cosa que es buena pero no perfecta, lo perfecto es la esencia misma del objeto y no sus accidentes, sus limites, su periferia. La esencia es aquella piedra angular que soporta todo lo demás pues ese "todo lo demás" no es el soporte, el soporte es la piedra angular misma. Es decir, cosa buena es ocuparse de los asuntos terrenos y de cómo mejorarlos y cosa perfecta es ocuparse de lo perfecto, lo sublime, lo espiritual..., piensa..., pienso...
Esteban Sánchez
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