Domingo, San Juan 20,19-31 (11 de Abril)
“Señor mío y Dios mío”, dirá aquel Discípulo al ver las llagas de Jesús resucitado.
Pidote Señor la gracia de no ser incredulo sino creyente, que a bondad de que te vea continuamente en la eucaristía, en lo que haces en el hermano, en la naturaleza, en el universo y demás, nunca deje yo de creer en ti. Dejar de creer en ti negandote cuando peco sin sazón ni corazón, dejar de creer en ti cuando… ¡hay Señor, de tantas formas¡ número que supera las estrellas del universo o los granos de tierra del mar.
Sólo te pido mi Dios y Señor, alcánzame la gracia de ser siempre creyente, que arda en verdad y humildad.
Y además, podría decirse que cuando Jesús se aparece a los Apóstoles estando allí Tomas, lo hace sólo por mostrarle sus llagas a Tomas, mostrarle su amor verdadero por él, dado que no creía.
Esteban Sánchez
Bendiciones.
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