14 abril, 2010

Miércoles 14 de abril de 2010. Jn 3, 16-21


«Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo Único, para quien cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna.».

Dios lo ha dado todo por nosotros. No hay cosa que él no nos haya dado. Absolutamente todo lo necesario, y más que eso, nos ha sido regalado por Dios. Sin embargo no lo hemos dado todo por Él.

¡Dios se ha fijado en cada uno de nosotros! ¿qué vio en nosotros? ¿por qué somos tan irresistibles para Dios?

¿QUÉ TENGO, OH DIOS, QUE MI AMISTAD PROCURAS?

Todo por la Inmaculada, nada sin Ella.

Gabriel López

¿Qué tengo yo, que mi amistad procuras?
¿Qué interés se te sigue, Jesús mío,
que a mi puerta, cubierto de rocío,
pasas las noches del invierno oscuras?
¡Oh, cuánto fueron mis entrañas duras,
pues no te abrí! ¡Qué extraño desvarío,
si de mi ingratitud el hielo frío
secó las llagas de tus plantas puras!
¡Cuántas veces el ángel me decía:
«Alma, asómate ahora a la ventana,
verás con cuánto amor llamar porfía»!
¡Y cuántas, hermosura soberana,
«Mañana le abriremos», respondía,
para lo mismo responder mañana! (Lope de Vega)

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