Siendo Nicodemo la verdad estaría bastante confundido. En toda esta amena catequesis vemos que Jesús no responde como uno humanamente esperaría. Y es precisamente porque nosotros esperamos respuestas muy humanas, muy de esta tierra, muy entendibles por los sentidos; tenemos los sentidos despiertos pero el espíritu dormido.
Luego viene Jesús y nos revela su misión: abrirnos las puertas del cielo, aquel cielo que hasta ese instante nadie había podido conocer "gracias" al pecado original de Adán y Eva, excepto el mismo Jesús.
¿Pero como habríamos de ganarnos dicho premio? ¿Como habríamos de curarnos de la picadura de aquella serpiente venenosa del paraiso? solo cuando el hijo del Dios, Cristo nuestro Señor fuera levantado en la cruz pagando por nuestros pecados a un precio de sangre, de Su sangre.
Dios les bendiga
Germán Tamayo
No hay comentarios:
Publicar un comentario