Dice el Señor: "El que viene a mí jamás tendrá hambre; el que cree en mí jamás tendrá sed". Quizá Jesús podría no haberse referido a tener hambre o sed corporal, pues al cielo no se refería, dado que le hablaba a sus amigos los terrícolas bajo un contexto netamente terreno, no divino (si alguno lee esto y he errado que me corrija, perdón por la ignorancia). Pero sin pretender corregir o contradecir a Dios; pidote Dios mío nos alcances la gracia de tener siempre hambre y sed, que nunca saciemos este sentir, que siempre busquemos cómo aliviar este dolor, pero que nunca pase esta necesidad, que más que fisiológica es espiritual. Dadnos la gracia Señor de buscarte siempre a ti, de llegar a ti, de llegar a las almas que moribundas están y a nosotros, misioneros hambrientos de almas y sedientos de Amor, enseñadnos a alimentar a tus hijos que gran necesidad tienen de ti.
Que ésta hambre de almas y sed de Amor nunca nos pase y siempre busquemos saciar con acción, misión y contemplación.
Jesús nos colma y alimenta, pero hiere nuestro sentir para encontrar su consentir en cada alma que hemos de prevenir y ellas el cielo admitir. Que esta sea nuestra alegría y nuestro gozo.
Esteban Sánchez
Bendiciones.
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