Yo soy igualita a esos fariseos, no he entendido, por eso necesito retomar de la Lectio de ayer de Gabriel, que para escuchar la voz de Dios es necesario escucharlo en la Iglesia, entonces acudí a Santo Tomas para que nos explicara:
«Cristo ha dicho que el pastor entra por la puerta y que él mismo es esta puerta. Así pues, cuando se declara aquí como el pastor, hay que comprender que es él el que entra y a través de sí mismo. Es del todo cierto porque manifiesta que conoce al Padre por sí mismo, mientras que nosotros, entramos a través de él, y es él el que nos da la felicidad. Fijémonos bien en que sólo él es la puerta, porque sólo él es la luz, y los demás lo son sólo por participación. Juan Bautista «no era la luz, pero vino para dar testimonio de la luz» (Jn 1,8). El mismo Cristo «era la luz verdadera que alumbra a todo hombre» (v.9). Nadie más puede decir que es la puerta, porque Cristo se reservó para sí este título.
Pero el título de pastor lo dio a otros, lo dio a algunos de sus miembros. Efectivamente, Pedro lo fue, y también los demás apóstoles, así como todos los obispos. «Os pondré pastores según mi corazón» (3,15). Si bien es verdad que los jefes de la Iglesia –que son hijos de ella- todos son pastores, Cristo dice: «Yo soy el buen pastor» para mostrar la fuerza única de su amor. Ningún pastor es bueno si no está unido a Cristo por la caridad, llegando a ser pues, miembro del pastor verdadero.»
Santísimo Jesús, no quiero perder de mi memoria tu redención amorosa, quiero permanecer en ti, dejarme guiar, con tanta unidad que huya a lo que es extraño a Ti, mi Dios, por eso necesito conocerte mucho para reconocer quien me quiere engañar, quien es extraño, y así con tu gracia poder huir… Madre santísima, tu que conoces perfectamente a Jesús, que nunca pecaste, que no tuviste amistad alguna con la serpiente, ayúdame a discernir, a conocer, a amar y a permanecer en el Amor, rechazando lo que no es de Dios. Amén.
Jessica Restrepo S.
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