Gran misterio el de la resurrección de los cuerpos. Durante esta semana es reiterativo el hecho de que veían a Jesús pero no lo reconocían. Incluso en ésta ocasión que precisamente estaban hablando del tema y estaban presentes algunos que ya lo habían visto, no lo lograron reconocer.
¿Cómo sería su rostro?, ¿qué características maravillosas ha guardado Dios para un cuerpo glorioso y más el de su amado Hijo?. Que misterio aquel de un cuerpo renovado y puro que conserva cinco llagas como rosas de amor para ser reconocido por sus discípulos.
Y llega y nos trae la paz; y una paz que no hemos logrado todavía descifrar y mucho menos vivir.
Y vuelve y cita las Escrituras; vuelve e insiste en no solo llenar nuestro corazón y nuestros sentidos sino también nuestro entendimiento. Quiere que lo conozcamos y reconozcamos con toda la integridad de nuestro ser.
Señor Jesús, ayúdanos a vivir con la alegría de tu resurrección y a reconocerte con toda la integridad de nuestro ser.
Dios les bendiga
Germán Tamayo
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