06 abril, 2010

¿Quién es el tonto?

Martes, San Lucas 24,13-35

Refiere el evangelista: "pero algo les impedía que le reconocieran", ¿que no reconocieran a quién?, a Jesús el resucitado, ¿quienes?, unos discípulos que iban en camino a Emaús. Pero cómo puede ser que unos discípulos de Jesús, aparte de conocer de Él, sabían y sentían que su corazón ardía al escucharle hablar y sigan sin saber quién era aquel hombre. Extraña verdad.

¿Cómo ha de ser que el corazón se estalle de amor, el alma reconozca ese amor y los sentidos no sientan o respondan a dicho amor?, como si los sentidos fueren un ente ajeno al corazón. La función de los sentidos es (vulgarmente) sentir, o captar información entrante y, quizá radica allí el hecho de que algo les impedía reconocer al resucitado así les ardiere el corazón.

Es decir, los discípulos de Emaús vieron al Señor y no le reconocieron a bondad de que el corazón les ardía; pues eran tontos o el tonto soy yo que le veo en la eucaristía y no le reconozco, cuando debería desbordarme de amor (desbordarse no es solo llenarse sino también derramarse) por aquel de quien viene el amor. Pero Sn. Francisco de Asís, miraba una planta y ello le remitía al amor de Dios con ardor en su corazón cuyo amor se expresaba inclusive por medio de sus sentidos.

Esteban Sánchez.

1 comentario:

Un fiel más dijo...

Impresionante. El alma ardría y los sentidos engañban. ¿Por qué se daba esta pugna? porque no había una unión entre el alma y los sentidos.

Debemos conciliar el alma y los sentidos. Son dos cosas independientes. Por medio de los sentidos se interioriza lo exterior. Por medio de los sentidos se exterioriza lo interior. Entonces, los discípulos tenían <> la conexión entre sentidos y alma.

Esta conexión ¿Cuál es?

Lo mismo sucede con la Eucaristía. Nuestra alma arde pero nuestros sentidos nos engañan. ¿Cómo conciliar las dos cosas? 1. Fe; 2. María

Por la fe creemos; con María entendemos y adoramos.

Todo por la Inmaculada, nada sin Ella.

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