La mejor parte es escuchar a Jesús, la cual escogió María. Pero esta actitud suena contradictoria con lo que hemos escuchado siempre sobre la santificación, ya que el hacer bien lo que se tiene que hacer nos lleva a agradar a Dios. La doctrina de los santos siempre ha sido la enseñanza de la cruz, y la cruz de cada día, con la cual hay que cargar siempre. Esto implica hacer bien lo que se tiene que hacer. ¿Entonces, por qué María escogió la mejor parte? ¿acaso no era necesario que María hiciera bien lo que tenía que hacer?
Lo que sucede es que Jesús nos muestra que antes que nada debemos buscar el Reino de Dios. Primero es necesario enamorarse de Dios y tener un encuentro con él. Buscar a Dios es escucharlo, cambiar de vida, dejar a un lado todo obstáculo y salir en pos de él. Luego de este encuentro será necesario hacer aquello que tenemos que hacer todos los días por amor a él. Es decir, todos estamos llamados a ser María para luego ser Martas marianizadas. Pero, ¿cómo ser Martas absorbidas por las cosas de este mundo y dejar a un lado las palabras salvadoras de Jesús? «busca primero el Reino de Dios —María— y todo lo demás vendrá por añadidura —Martas.
María escogió la mejor parte porque primero llenó su corazón de la Palabra de Dios, luego podría andar sirviendo a quien quisiere, e incluso podría dedicar toda su vida a ser empleada santa de una casa. Por el contrario Marta ya servía de una manera muy especial pero no dejó que la Palabra de Dios llegara a lo profundo de su corazón porque estaba demasiado ocupada en las cosas del servicio.
Todo por la Inmaculada, nada sin Ella.
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