El Señor nos enseña en el evangelio del día de hoy dos conceptos grandes que se van desenvolviendo en las dos caras, la de Marta y María. María escogió la mejor parte, la mejor parte es estar a los pies del maestro para escucharlo, para meditar la palabra que el pronuncia, sin embargo podemos hacernos una pregunta ¿Marta no estaba sirviendo al Señor? ¿Todo lo que hacía no era para Él? Si observamos nos daremos cuenta que Marta tenía sus afanes y su ocupación era para Dios, es decir estaba trabajando para Él, es más si nos damos cuenta esta marta es la que se convirtió en Santa Marta y es la que el Padre le revela que Jesús es el mesías, pues le dice a Jesús que Él es el hijo de Dios, el mesías. Así pues si Marta llegó a ser santa entonces es porque el servicio que le prestaba a Jesús también involucró un amor hacia Él, entonces a que nos lleva el evangelio, la respuesta se puede entender de dos formas por un lado la mejor parte es la de sentarse a escuchar al Mesías, pero esto debe llevar a la acción y al servicio al mismo Dios. Para la vida espiritual lo más importante es la intimidad con Cristo, la oración con Jesús que es sentarse a sus pies y escuchar su palabra salvadora, para luego levantarnos y llevar a los demás estas palabras que el mismo Cristo nos enseñó.
María ha escogido la mejor parte que es la intimidad con Dios, la cual debe ser base de todo, pues la oración es la llave del Baúl de los tesoros del cielo, de esta forma se podría luego de escuchar su palabra llevarla a la obra diaria buscando la perfección.
Oh Virgen María te pido que me enseñes a escoger la mejor parte, tu la escogiste y estuviste con tu hijo hasta la cruz, enséñame luego de escuchar esta palabra a que se convierta en actos de amor a Dios, actos de servicio y entrega.
¡A ti madre querida, enséñanos a amar!
"Ad Maiorem Dei Gloriam per Mariam"
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