"Dichosos los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen" esta fue la frase que le dijó Jesús a la mujer que se había levantado diciendo "Dichosos el vientre que te llevó y los pechos que te criaron" de alguna manera estas dos frases tienen relación en lo siguiente, pues si bien por un lado podríamos decir que es la Santísima Virgen María la que lo tuvo en su vientre y lo crió con sus pechos también ella es la que escuchó la palabra de Dios creyó en ella y la cumplió. Ella es la llena de gracia, el Señor la mira por su humildad pues supo hacerse esclava aunque tuviera la misión hermosa de ser la madre de Dios, se entrega a Dios en lo que Dios quiera para ella, por tal el merito no está tanto en llevarlo en su vientre y criarlo sino más en haber escuchado a Dios y recibir la palabra hecha carne, aceptar la palabra e incluso hacerse esclava por la palabra. Allí radica el merito de nuestra Santa Madre la cual llena del Espíritu Santo está como tesorera de las gracias del Señor para todos los que en Él se confíen.
Muchos hermanos separados atacan a la virgen Santísima por este versículo, pero en su ceguera no se dan cuenta que estos versículos no se contradicen sino que se complementan, no se contradicen sino que se aclaran pues María debe ser venerada como la Madre de Dios "Bienaventurada me llamarán todas las generaciones" (Cf Lc 1, 40…) es el magníficat que hace la virgen mostrándonos su gran humildad y a pesar de todo ella solo sabe decir "Proclama mi alma la grandeza del Señor" es María la que perfectamente llevó la palabra de Dios, la que perfectamente confió, la que perfectamente se entregó a Dios, la que perfectamente escuchó la palabra de Dios y la llevó a su corazón.
Oh virgen María enséñanos a entregarnos a ti, enséñanos a morir a nosotros, enséñanos a conocerte a ti. Para que tú nos enseñes a Cristo
¡A ti madre querida, enséñanos a amar!
"Ad Maiorem Dei Gloriam per Mariam"
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