Lo que impedía al mudo hablar era el demonio, y a nosotros ¿Qué nos impide hablar y anunciar a Cristo? ¿Qué nos impide ser trabajadores y participar en recoger la cosecha?
Creo que lo que nos limita es que a veces no sentimos que pertenecemos a la viña, no hemos sentido la compasión y celo de Jesús por las almas que andan sin pastor, nos sumergimos en nuestro egoísmo y se nos olvida que debemos buscar llevar almas a Dios en las cuales los corazones de Jesús y María reinen.
Santísima Virgen María compártenos tu amor por las almas, borra y aniquila lo que nos impide anunciar al Señor, lo que impide que glorifiquemos a Dios, cólmanos mamá de tus bendiciones y gracias para ser fieles soldados tuyos y de nuestro Creador y Dueño.
Jessica Restrepo S.
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