22 julio, 2010

Jueves, 22 de julio de 2010. Juan 20,1.11-18 JR

“Mujer, ¿por qué lloras?” es la pregunta de los ángeles y de Jesús, esto me lleva a pensar en la dignidad de mujer que ya le había sido devuelta a María Magdalena, ella amaba al Señor, tanto que fue de madrugada al sepulcro, tanto que estaba llorando porque no lo tenía, sin embargo, habla con Jesús y no lo reconoce, tan solo cuando escucha de sus dulces labios su nombre: “¡María!”.

Oh mi Jesús! También me has vuelto la dignidad de ser tu hija, he iniciado un proceso de conversión, pero aun hablo contigo y no te reconozco lo suficientemente vivo en el Santísimo Sacramento, en mi prójimo, en las circunstancias en que me desenvuelvo; no quiero cansarme de buscarte, de sentirme necesitada, de querer anunciarte, de saber que me amas y me llamas por mi nombre.

Santísima Virgen compárteme tu fe viva, tu amor y confianza plena en Jesús, permíteme hacer nueva la experiencia de Dios en mi vida todos los días de mi existencia. Amén.

Jessica Restrepo S.

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