En este evangelio debemos entender la palabra «esconder», no en el sentido de egoísmo sino en el sentido de «cuidar». Cuando alguien tiene algo muy valioso lo esconde para que no se lo roben.
Ahora bien, aquel hombre se encontró un tesoro en un campo pero no se puede quedar con él porque el campo no era suyo, entonces es necesario que se haga con el campo para que, de esa manera, también sea suyo el tesoro.
El campo del que habla el evangelio es nuestra vida, y es necesario comprarla a precio de CARIDAD para que el tesoro que ella contiene (el cielo) sea nuestro. Pero también podemos decir, sin temor a equivocarnos, que ese campo es María. Quién se hace con el campo, inmediatamente se hace con el tesoro que lleva en sí. Quién se acerca a María se acerca a Jesús. Quién mira a María mira a Jesús. Quién imita a María imita a Jesús, porque si algo no es digno de ella tampoco es digno de Jesús.
Todo por la Inmaculada, nada sin Ella.
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