18 mayo, 2010

Martes 18 de mayo de 2010. Jn 17, 1-3.

«Esta es la vida eterna: conocerte a ti, único Dios verdadero, y al que tú has enviado, Jesús, el Cristo». ¿Cómo es posible que la vida eterna consista en conocer a alguien? ¿qué quiere decir esta expresión? ¿será correcto decir que el conocimiento salva? Pues, creo que en este caso concreto sí.

Conocer a Cristo es conocer al salvador; conocer al salvador es escuchar sus palabras. Escuchar sus palabras y saber que son del salvador del mundo y de los hombres nos mueve a amarlo y el amarlo a servirlo. Finalmente, conocer es amar y amar es conocer.

María conocía muy bien a Dios puesto que vivía constantemente en oración y meditación. María conocía a Dios porque en el silencio Dios habla. María conocía muy bien a Dios porque Dios se deja ver por los puros de corazón y se revela de una manera especial a los que lo buscan con sincero corazón.

Jesús, concédeme conocerte más y más. Concédeme acercarme más a ti por medio del corazón de María. Concédeme amarte más.

Todo por la Inmaculada, nada sin Ella.

Gabriel López

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