28 abril, 2011

El Tesoro de la fe y de la humildad

Jueves, 28 de abril de 2011. Lc 24, 35-48

“Era tal la alegría y la admiración de los discípulos, que se resistían a creer”

Los apóstoles sabían que había resucitado, ya los discípulos de Emaús le habían visto, están hablando de esto cuando Jesús se les aparece, sin embargo, dice el texto que no terminaban de creer. ¡Wow! No creían porque los sentimientos les impedían y obstaculizaban creer. ¿Qué es la fe? "La fe es adhesión a Dios en el claroscuro del misterio; sin embargo es también búsqueda con el deseo de conocer más y mejor la verdad revelada" -JP II. La fe implica que yo renuncie a la arrogancia, a mi pensamiento, a la pretensión de juzgar por mí mismo, sin confiarme a otros. Este camino hacia la humildad, hacia la infancia espiritual es necesario. -Benedicto XVI, 11 feb, 2009

¡Impresionante! Dios sabe nuestra terquedad y fragilidad, abre nuestro entendimiento y por eso vuelve a explicarles lo que muchas veces ya había dicho: “el Mesías debía sufrir y resucitar de entre los muertos al tercer día, y comenzando por Jerusalén, en su Nombre debía predicarse a todas las naciones la conversión para el perdón de los pecados” ¡cuánta paciencia la de Dios!

Pero volvamos a lo del sentimiento ¿Qué hacer con ellos entonces? ¿Cómo orientarlos para la vida eterna? ¿Cómo lograr que no sean un obstáculo? Pues la consagración a la Virgen María, a ella le pertenecen ahora y con la humildad debemos preguntarle en el corazón, unirnos a sus sentimientos y así, con la infancia espiritual Dios mismo nos continúa hablando y nos fortalece la fe. Diariamente el Señor nos da innumerables pruebas de que Vive. Danos Virgen María tus ojos para ver con ellos y particípanos de tu fe firme y fiel. Gracias mamá.

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