"La voluntad del que me ha enviado es que yo no pierda nada de lo que él me dio". La voluntad del que nos ha enviado a nosotros los Misioneros es no perder nada de lo que Él nos dio y confío.
Nos dio el amor que debemos procurar al bien, proteger, alimentar y ..., ¿? no sé nada..., pues confieso que nada sé del Amor de Dios, lo que poseo son quimeras y leves o tenues reflejos de lo que es su Amor, es mi deseo consumirme en el Amor y, escribo Amor con "A" mayúscula, pues refierome al Amor divino y no al terreno, aunque esa "a" del amor terreno puede crecer y llegar a ser una "A".
Y nos confío las almas, sus almas, que al fin de cuentas es: nuestras almas, de manera que hemos de responder no solo por nuestra alma si no por la demás, de todas aquellas que pudimos haber ayudado con su auxilio. Pues a la hora del juicio particular hemos de decir: Señor aquí esta el talento que me diste (mi alma) y estos otros talentos he conseguido para ti (otras almas), Más Él nos dirá, siervo bueno, ¡pudiste haber hecho un poco más!
Esteban Sánchez
Bendiciones
1 comentario:
Que bien!
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