La vida espiritual se debe cuidar, tanto, como para no dar las perlas de las virtudes que hemos cultivado por la gracia, a quienes no las valorarían, y esto me recuerda lo difícil que es evangelizar cuando el corazón está comprometido y cuando ponemos por delante nuestra voluntad, pues fácilmente se caerá en las seducciones del camino ancho, nuestro querer será manipulable y buscando ser “redentores” se terminará cayendo en la bajeza del pecado.
Para descubrir una perla, hay que saber el valor de la perla, conocer sus propiedades y fineza, para la perla del Amor y del Reino de Dios, se necesita tener un encuentro con Él, basado en la gracia y en la caridad, pues muchas veces los argumentos no producen conversiones porque confiamos demasiado en las palabras y no en La Palabra hecha Carne.
María, madre de Dios, quiero ser la más pequeña de tus hijas para poder caber por el camino estrecho, compárteme por favor tu humildad profunda, no solo a mi sino a todos los que más lo necesitamos. Amén.
Jessica Restrepo S
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