¡Cuidado con la soberbia! éste podría ser el centro del mensaje que Jesús nos da, pues muchas veces nuestro principal error es no reconocer las actitudes de soberbia, no poder identificarlas, y por lo tanto, no empezar a corregirlas. La soberbia se expresa en la cotidianidad en el trato con los otros, manifestando la búsqueda de reverencias, alabanzas y de los primeros puesto, igualmente nos lleva al desprecio de los demás, al querer el propio beneficio e interés, incluso con el pretexto de querer ayudar.
A los discípulos no sólo se les pide ser humildes sino que se les exige un poco más, porque reciben más, por eso la enseñanza de la viuda es dirigida hacia ellos, no basta con dar un poco de lo que tenemos, es necesario darlo Todo, darnos a nosotros mismos, dar nuestra propia vida y que nuestra seguridad sea siempre el Corazón de Jesús y el Inmaculado corazón de María.
Espíritu Santo, dirige nuestras vidas, nuestra intención, nuestro corazón, nuestras acciones, descubre en mi lo que está guardado en mi interior, transformame, santificame... Santa María, tu no le negaste nada a Dios, enséñame a ser oblación de amor, a ser Eucaristía. Totus Tuus, mamá.
San José, marianizame y ayúdame a vivir perfectamente mi consagración y entrega a Jesús en María.
Jessica Restrepo S.
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