25 octubre, 2010

El Señor Libera de las Cadenas del Pecado


Jesús endereza de nuestra enfermedad, Jesús nos alivia de nuestras enfermedades, Jesús nos libera de las cadenas del pecado, así como liberó de las cadenas de Satanás que oprimían a esta mujer el señor viene para dar libertad y darla en la verdad.

Vemos como el yugo del pecado nos ultraja y lo que creíamos superado llega nuevamente, nuestras luchas parecen empezar desde cero pues en todo nuestra alma no es victoriosa aun solo en Cristo, cuando repose en Él podrá cantar victoria.

El Señor buscaba siempre el bien de la persona y la caridad ardiente a todos cosa contraria la que buscaban los fariseos que simplemente se dedicaban a hacer cumplir la ley que pasaba por encima del mismo hombre, por eso Jesús los llama Hipócritas, y la pregunta es ¿Somos nosotros hipócritas? ¿Qué actos no son de nuestra coherencia de vida? Véame mi miseria, que cada uno
mire su imperfección y sus faltas para poder corregirse antes de mirar las del otro.

Oh Jesús bueno que sabes de nuestras miserias y de nuestras debilidades, que te conozca y que me conozca para reconocer tu gloria y reconocer la necesidad de tu gracia. Oh buena madre enséñame a amar a tu hijo Jesús y a hacer lo que Él nos pide.

¡A ti madre querida, enséñanos a amar!
“Ad Maiorem Dei Gloriam per María!

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