19 octubre, 2010

Estad Preparados, Ceñidos y con la Lampara Encendida


Dichosos los servidores que al llegar el amo los encuentra despiertos y velando, pues él mismo les servirá, estas son las palabras del santo evangelio que nos recogen y nos hacen comprender la espera del hombre de su Señor. ¿Qué debemos hacer? Estar preparados, esperar velando la llegada del Señor, pues triste será que nosotros corriendo en la carrera de la salvación nos quedáramos en el camino y no llegáramos a la meta.

“Estad preparados, ceñidos y con lámparas encendidas” El Señor nos manda algo, no manda a que tengamos nuestros corazones preparados para su llegada y esta preparación solo se consigue pidiéndole un corazón puro y honesto, oh ¿Quién nos podrá enseñar esta santa pureza de corazón? La virgen María, pues ella desde el principio se inmoló y se dio como esclava del Señor. Ceñidos en signo de estar ajustados, de estar disciplinados pues el Reino de los cielos es de los que se hacen violencia, es decir de los que se esfuerzan, de los que se niegan a su voluntad para poder hacer la de Dios, de los que renuncian a sí mismos y siguen al Señor con la cruz en los hombros. Y por últimos con lámparas encendidas, es decir con la luz del evangelio en los labios para predicar y para vivir en el corazón lo que el Señor nos dice, una lámpara que alumbre fuertemente a los demás y que se mantenga encendida.

Qué gran dicha la de los siervos que el amo encuentre así, estos gozaran de los premios e incluso del servicio del amo a ellos, así mismo nuestro Señor nos dará su gozo y nos iluminará el corazón para amar completamente.

Oh Santa virgen María, madre mía enséñame a donarme al Señor, mamá yo no sé cómo debo hacer las cosas, pero tú si sabes, mamá dame la gracia de correr a tus brazos en estas tribulaciones.

¡A ti madre querida, enséñanos a amar!
“Ad Maiorem Dei Gloriam per María!

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