En las parábolas de hoy, está un hombre que siembra y una mujer que toma la levadura, y es como la invitación que Dios hace, nos enseña que su Reino es para todos, es en todos los contextos, es también para los laicos, y que el Amor siempre da resultado, da fruto, aunque no lo veamos de inmediato.
Aunque en el Reino participamos los hombres, los dones y gracias que recibimos, no provienen de nosotros, así como ni la levadura ni la semilla la fabricaron los hombres; por tanto, estamos llamados simplemente a administrar, a aprovechar los talentos.
¿Cómo ser buenos sembradores, como fabricar pan? Pues hay que aprender con quien sabe hacerlo: María. Sí, Mamá, eres la obra perfecta de Dios, cumpliste y sigues cumpliendo a cabalidad tu misión, oriéntanos por favor, cuando nos equivoquemos corrígenos, edúcanos, tómanos de la mano para vivir en el Reino de Dios. Amén.
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