23 octubre, 2010

La Paciencia de Dios


Que paciencia la de Dios, nos espera con especial acogida, nos espera para darnos su libertad, salvación y su sangre que derramó en la cruz. Si la higuera no da fruto está destinada a ser cortada y echada al fuego para que no malgastar la tierra, así mismo si nuestro corazón no da fruto entonces estamos destinados a ser cortados de raíz. ¿Qué hacer? Dar frutos, ¿Cómo? Estando pegado a la vid, los sarmientos deben estar pegados a la vid, así nosotros tenemos que estar pegados al Señor, debemos estar en total unidad al Señor para que él nos de su amor eterno.

Que paciencia la del Señor que sabe esperar el pecador, sabe esperar que este le abra la puerta para entrar y cenar con él, sabe esperar que el pecador se arrepienta para rescatarlo de la miseria del pecado.
Oh bendita madre enséñame a amar a Jesús enséñame a estar unido a él, enséñame a estar en plena comunión con su presencia y a darme por completo por la conversión de las almas.

Señor déjala todavía este año, no la cortes todavía, yo removerá la tierra de mi corazón y le abonaré con la oración para que así de fruto en adelante, Señor enséñame, a dar fruto abundante.

¡A ti madre querida, enséñanos a amar!
“Ad Maiorem Dei Gloriam per María!

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