Evangelio según San Lucas 13,18-21.
Jesús dijo entonces: "¿A qué se parece el Reino de Dios? ¿Con qué podré compararlo?
Se parece a un grano de mostaza que un hombre sembró en su huerta; creció, se convirtió en un arbusto y los pájaros del cielo se cobijaron en sus ramas".
Dijo también: "¿Con qué podré comparar el Reino de Dios?
Se parece a un poco de levadura que una mujer mezcló con gran cantidad de harina, hasta que fermentó toda la masa".
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¿En qué se parece el Reino de los Cielos? Se parece a algo pequeño que se convierte en algo muy grande. Según he escuchado por ahí, el Reino de los Cielos no es un lugar sino una persona: Cristo. Si esto es así, entonces el Reino de los Cielos sí se parece a un grano de mostaza, porque Jesús, un simple y pequeño hombre ha sido sembrado en nuestro corazón y ha germinado hasta convertirse en la parte más importante de nuestras vidas.
Jesús ha sido depositado en nuestro corazón y poco a poco ha ido cambiando toda nuestra realidad. Con el fermento de Cristo nuestra vida se ha ido convirtiendo en otra cosa, nuestros pensamientos y acciones, nuestra manera de ver el mundo, incluso nuestros sueños y metas han cambiado.
Definitivamente el Reino de los Cielos (Cristo) es como un grano de mostaza o como un poco de fermento.
Y como Cristo nació de María y todo lo heredó —humanamente hablando— de Ella porque no hubo participación de barón, entonces María también es como un grano de mostaza y como un poco de fermento. ¿Acaso, cuando María llegó a tu vida no sentiste que en ti germinó el árbol de la vida y que tu corazón se fermentó para hacerse mil veces más grande?
Todo por la Inmaculada, nada sin Ella.
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