JUEVES 28 DE OCTUBRE DEL 2010
Lucas 6, 12-19
Sabemos que por los evangelistas que Cristo tuvo una vida marcada por la oración, es decir su vida fue un dialogo profundo con el Padre celestial, vemos como Cristo oró antes de hacer algunos milagros, antes de la ultima cena, en Getsemaní, en la cruz, etc. Y es, en esta ocasión que se quedo orando con el Padre celestial, antes de el momento trascendental de escoger a los que iban a predicar sus enseñanzas por todas las ciudades y a todas las naciones, pero hay un detalle que me parece importante, y es como el Evangelista se concentra en narrarnos que Jesús entro a la oración de noche y salió de día para escoger a los apóstoles, queriéndonos decir que la humanidad hasta ese momento estaba en la oscuridad del pecado, pero que con la Iglesia naciente la humanidad se iba a iluminar con la predicación del Evangelio de Jesús, Cristo es la luz del mundo y esta Luz será llevada por los apóstoles por los confines de la tierra.
En el llamado de los doce Apóstoles vemos que Lucas, como los otros dos evangelistas(Mateo y Marcos), narran el nombre de los doce apóstoles, pero sobre saltando la supremacía de Pedro, pues lo llaman por su verdadero nombre Simón, pero nos hacen ver que Jesús le cambio el nombre por Pedro, para los planes de Dios cambiar el nombre a una persona, es para identificarle con lo que va hacer su vida en adelante, y el apóstol Pedro se constituye como la piedra en la cual Cristo funda su Iglesia, por eso este evangelio para nosotros los católicos es muy importante ya que en el vemos la supremacía del príncipe de los apóstoles.
Todas las personas acudían a Él para ser sanados de multitud de enfermedades que sufrían las personas y que nadie se atrevía a ayudarles, nos dice Lucas que venían a Él de todas la ciudades ya que salía de su cuerpo una fuerza que los dejaba curados a todos de sus enfermedades. Hoy nosotros no solamente podemos tocar al Señor, sino que lo podemos comer y tener totalmente en nuestro ser, con solo una sola comunión que tengamos basta para que quedemos sanados de nuestras enfermedades del alma y del cuerpo y lo más importante es que con el cuerpo de Cristo en la comunión nos adentramos al amor del Padre y pasamos a ser parte de su Ser.
Madre Santísima permítenos configurarnos contigo para que nos enamoremos cada vez más del cuerpo y la sangre de Jesús y así estar siempre como apóstoles de Cristo dispuestos a dar nuestra vida por el evangelio.
Sant´Antonio prega per me.
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