07 octubre, 2010

Jueves 7 de octubre de 2010. Lc 11, 5-13

Jesús habla de que aquel que pida lo material se le dará, pero al final del texto bíblico nos encontramos con que todo aquel que pida el Espíritu Santo se les dará.

Inicialmente se hace un comparación con lo material (el amigo que le pide pan a su vecino a media noche), pero al final se enfoca en las cosas espirituales en cabeza del Espíritu Santo. Entonces, tanto lo material como lo espiritual se nos concederá si lo pedimos con mucha fe, pero es necesario que todo lo que solicitemos redunde en el beneficio de las almas, especialmente la nuestra, porque primero nos debemos evangelizar a nosotros mismos.

Señor, ¿qué necesito? A ti ¿cuánto necesito de ti? Tanto como pueda tener. Pero si soy como María podré tenerte todo, podré llevar en mí al que no pueden contener los cielos, podré ser una comunión perpetua. Señor, hoy vengo a pedirte a ti, vengo a declararme necesario de ti. Hoy vengo a solicitar tu Santo Espíritu para amar más a María y ser más parecido a Ella y así tenerte más cerca y más abundante y perfectamente a ti.

Santo Espíritu de Dios, ven a mi vida definitivamente, transforma todo lo que hay que cambiar y aumenta en mí el amor y la imitación de la Inmaculada por medio de la Consagración a Ella.

Todo por la Inmaculada, nada sin Ella.

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