El evangelio inicia expresando que Marta había recibido a Jesús en su casa, y quería atenderle, sin embargo, María, en palabras de Jesús, “ha escogido la parte mejor”. Marta quería atenderle, darle, pero no se había cuestionado que ella también necesitaba. No está mal el esfuerzo que ella estaba haciendo, de ello el Señor no le había cuestionado su actitud, sino que solo hace la reprensión cuando ella “se paró y dijo: «Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sola con el servicio?”
Cuando nos esforcemos miremos a Dios, pensemos que él mira el esfuerzo no tanto los resultados, y cuando hagamos un pare, que sea para alabarle, escucharle, dejarnos amar y no para juzgar la actitud del otro, pues seguramente nos equivocaremos en el juicio.
María, tu ayudaste en las labores de la casa a Isabel, enséñame a trabajar, a estudiar, a moverme con Jesús, a mirar con amor y desear que muchos se acerquen a nuestro Dios. Te amo, mamá.
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