01 octubre, 2010

Viernes 1 de octubre de 2010. Lc 10, 13-16

En el día del juicio se levantarán contra nosotros aquellos que con menos hicieron más. El día del juicio, todos los gentiles que se convirtieron con la predicación de los misioneros se levantarán a juzgar a los mismos misioneros o a los que nacieron en la fe de Cristo.

Al que más se le dio más se le exigirá. Los últimos serán los primeros, mientras los primeros serán los últimos.

Tenemos que vivir según la vocación a la que hemos sido llamados. El Señor nos exige amar hasta el extremo, tal como él lo hizo. Pero la verdad es que no amamos con todas nuestras fuerzas. Entonces, ¿con qué cara vamos a mirar a Dios el día del juicio? Nuestra propia vergüenza será devastadora en aquel momento, porque nuestra mirada no se levantará del suelo al tener que confesar qué tan poco hemos amado.

María Inmaculada, ayúdanos a tener un conocimiento propio para comprender lo caducos y pequeños que somos. Ayúdanos a amar más, mejor, rápido y desinteresadamente. Ayúdanos a entregarnos al Señor con todas nuestras fuerzas y con todo nuestro corazón. Madre Santísima‘ qué sería de nosotros sin ti?

Todo por la Inmaculada, nada sin Ella.

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