Cuando Jesús terminó de hablar, una mujer levantó la voy en medio de la multitud y le dijo: «Feliz el seno que te llevó y los pechos que te amamantaron. Feliz María porque te dio a luz y te crió. Feliz tal madre que puede tenerte a ti como hijo».
Jesús respondió: «Felices más bien los que escuchan la Palabra de Dios y la practican».
La mujer volvió a gritar: «precisamente por eso, feliz María, porque es la única que ha escuchado perfectamente la Palabra de Dios y nadie como ella la ha vivido. Feliz María que no sólo te tiene a ti por Madre, sino al Espíritu por esposo y es la hija del Padre. Felices los que se acercan a Ella porque encontrarán la debilidad de Dios, la omnipotencia suplicante, la medianera de todas las gracias, la estrella del mar.
Felices los que se acercan a Ella porque llegarán inmediatamente a ti. Felices los que la tienen por madre, porque entrarán en el molde perfecto del que saliste tú».
Todo por la Inmaculada, nada sin Ella.
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